En el auto hay miles de sombras,
todas se revuelcan en mis caderas,
se suben por mi falda me violentan duramente,
me abren en frascos amarillos,
me escupen en la frase del camino,
y cierro los ojos
Cierro los ojos y estas tú
como un angel amarrillo
como un silvato de Dios
llevándose a los mounstros
llevandose el terror
Me abrazas sin carne en el silencio,
en el revoltijo del auto,
en mi dulzura perdida,
me abrazas sin que te lo pida,
escucho entonces el calor del sol,
en tu voz silenciosa,
se prende mi auto con el viento del sol
te hablo de dia, te hablo de noche,
me acuesto en tus piernas
camino siempre a tu derecha
Siento el viento nuevamente
se ha ido el miedo
bajo mis piernas y ahora solo hay luz
y la sangrea ahora es calor
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